Enlace a la entrevista al presidente del Hogar Navarro en el diario "Deia" el 24 de octubre de 2016:
(Pinchar en el enlace para ir al artículo original en la página de Deia)
Transcripción de la entrevista en el diario Deia:
“Entre los socios hay una niña de seis meses y un señor de 94 años”
El Hogar Navarro, constituido en 1901, es la asociación más antigua de Bilbao y tiene 256 miembros.
Lunes, 24 de Octubre de 2016
Bilbao - “Uno no va a tener ya
maripositas en el estómago, pero sí se nos pone la carne de gallina”,
confiesa Luis Mayayo, presidente del Hogar Navarro-Nafarren Etxea,
recordando cómo cada 7 de julio salen “vestidos de pamplonicas con la
charanga dando esos aires navarros por las calles del Botxo”.
Precisamente un día de San Fermín, pero de 1901, un puñado de
compatriotas sembraron la semilla de la asociación más antigua de la
villa. “Se juntaron en el café Boulevard de Bilbao para tomar un café y
unas copitas y, entre copa y copa, empezaron a cantar y recordar su
tierra. Quedaron en que cada cierto tiempo se iban a reunir y así fue
como se fue fundando la entonces llamada Colonia navarra”, explica.
Recuerda, rasca que te rasca en la memoria, que “se instalaron en
una lonja de la calle Espartero, luego en la Ribera y desde el año 1956
en el número 5 de la Plaza Nueva”. También que no dejó de existir ni
cuando estalló la guerra. “Lo único, que tristemente se quemaron una
serie de archivos, actas, etc, que no hemos podido recopilar”, lamenta.
Al igual que hacían con sus paisanos la Casa Palentina o el
Centro Burgalés, comenta, el objetivo de esta sociedad no era otro que
“acoger a aquellos navarros que emigraban al País Vasco, concretamente a
Bilbao, un pueblo que tenía mucha industria y donde había trabajo”. A
falta de redes sociales, smartphones y otros medios de
comunicación, “la gente se juntaba” con sus compatriotas para echarse
una mano y “esa fue una de las causas por las que se fundó este hogar”,
relata su presidente.
Pese a lo que pudiera parecer, no todos los miembros del Hogar
Navarro juegan a cartas ni peinan canas. De hecho, dice Mayayo que la
suya es “una asociación intergeneracional”. Tanto que, entre sus 256
miembros, hay quien lleva chupete y quien se apoya en una cachava. “El
socio más joven es una niña que tiene seis meses, nieta de unos socios.
El más mayor es un señor que tiene 93 o 94 años. También hay gente de
30, 35 o 40 años, como mis hijos y los hijos de otros socios, que suelen
acudir aquí con bastante frecuencia”, asegura con orgullo. A todos
ellos les van inculcando, dice, “aquellos valores y costumbres” de su
tierra natal.
Como buenos navarros que son, celebran “con todo el auge” las
fiestas de “los santos patronos San Fermín y San Francisco Javier”. Esto
es, “con charangas, cohetes desde el balcón de la Plaza Nueva y toda
una gran parafernalia”. Pero no es fiesta todo lo que reluce. También
practican gimnasia de mantenimiento dos días a la semana, reciben clases
de euskera y de informática y realizan “actividades para ejercitar la
memoria y mantenerse bien, con las facultades mentales lúcidas, ya que
vamos siendo una sociedad un poquito antigua”, reconoce, afable, Mayayo.
Lejos de encerrarse en sí mismos, también han tratado de impulsar
su cultura hacia Bilbao, lo mismo que se han empapado de la cultura
autóctona, “aunque prácticamente somos todos de Euskal Herria”, apunta.
Lo que viene a ser integrarse. “Damos a conocer nuestras costumbres,
nuestros valores navarros, y a la vez asumimos los valores que nos ha
aportado a nosotros Bilbao, que es nuestra segunda patria, nuestro
segundo hogar”. - A. R.
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